El uso y abuso de
sustancias derivadas de la flor del opio está altamente relacionado al
desarrollo de otras condiciones de salud, tanto físicas como mentales; de ahí
el término ‘comorbilidad’. Entre las comorbilidades asociadas al uso
descontrolado de opioides, una cantidad significante de las mismas muestran
psicopatologías: signos o síntomas que se pueden encontrar formando parte de un
trastorno psicológico. Aunque todavía hay mucho que se desconoce acerca de la
adicción, si se sabe que no es una condición plenamente psicológica, si no que
múltiples estudios confirman que ocurren cambios estructurales en los cerebros
de individuos que utilizan opioides de forma crónica. A continuación, se van a
discutir algunas de las comorbilidades asociadas al uso de opioides y a
condiciones relacionadas al cerebro y a la función de este.
Cambios estructurales al
cerebro (disminución de función cognitiva):
Estos cambios
estructurales varían, desde pérdida de materia gris, hasta cambios en ciertas
redes neuronales, muchas de las cuales están íntimamente ligadas a circuitos de
placer y a la percepción de dolor, tanto físico como social. Al perder masa
gris del cerebro, ocurre una disminución de función cognitiva. Se entiende que
se debe a que ciertos sistemas neuronales se ven afectados por el uso de
opiáceos, pero todavía se requieren más estudios respecto a la correlación de
la estructura y función de ciertas áreas del cerebro y su relación con el uso
de sustancias derivadas del opio.
Variabilidad de enfermedades mentales asociadas al abuso de opioides (depresión, suicidio y trastornos de personalidad):
Variabilidad de enfermedades mentales asociadas al abuso de opioides (depresión, suicidio y trastornos de personalidad):
Los receptores opioides
han sido implicados en la regulación de experiencias sociales tanto positivas
como negativas. Desregulaciones de procesos opioides ocurriendo como resultado
de experiencias sociales negativas muy probablemente contribuyen al surgimiento
de desórdenes psiquiátricos, en particular depresión y comportamientos
suicidas. Respecto a trastornos de personalidad (TP), numerosos estudios
muestran que los TP son comunes entre los adictos, aunque en muchos se solapan
conductas derivadas de la propia dependencia con las descriptivas de
determinados TP, lo que dificulta su diagnóstico. Esto último es más evidente
en el caso de la dependencia por opioides, donde el TP disocial es el mas
notificado, seguido del de inestabilidad emocional.
Síndrome de Abstinencia
Neonatal (NAS):
De igual forma, estas comorbilidades
no solo afectan a usuarios crónicos, sino que la progenie de madres usuarias
puede sufrir de adicción a opioides y nacen con los síntomas de retirada que
sufre un adicto a opioides. A esto se le conoce como Síndrome de Abstinencia
Neonatal (NAS), que se define como un conjunto de signos y síntomas aparecidos
al cesar bruscamente y de forma voluntaria o involuntaria, la toma de una
droga, por parte de un consumidor dependiente. A través de las madres usuarias,
los neonatos nacen con una dependencia a las drogas, en este caso a los
opiáceos. Un niño con abstinencia de metadona puede presentar dificultades para
dormir, ataques de epilepsia y un riesgo más alto de morir de sindrome de muerte subita del lactante. La abstinencia de metadona presenta síntomas
después de 7 a 14 días. Si el niño es prematuro, tiene un riesgo más bajo de
sufrir síntomas severos; se cree que puede deberse a que han tomado menos
sustancia, a que poseen un sistema nervioso inmaduro o a que tienen un cuerpo
adiposo de bajo espesor. Un niño nacido con síndrome de abstinencia en heroína
tiene más posibilidad de ser prematuro de impregnación de meconio. La abstinencia de la heroína aparece entre las 48 a las 72 horas
del nacimiento. Infantes que han sufrido de NAS son más probables de
desarrollar trastornos de personalidad, acciones o personalidades antisociales,
depresivas, e incluso hasta suicidas. Adicionalmente, en muchos casos se
observa un menor funcionamiento cognitivo comparado a infantes que no sufrieron
NAS.
Tratamientos:
Permanecer en un
programa de tratamiento de la dependencia de sustancias lleva a que los
pacientes mejoren de los problemas derivados del consumo, independientemente de
la modalidad terapéutica que se les ofrezca. Sin embargo, antes de eso hay que
hacer una detoxificación, o ‘romper frio’, como dicen comúnmente. Luego de eso,
lo más recomendable es una combinación de terapia profesional, programas de
tratamiento y otros métodos, como el uso de metadona, para erradicar la
adicción. La mejor combinación de tratamientos va a depender de cada individuo.
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